03 de gener, 2016

Otra vez.

Te he visto por primera vez; otra vez. Y casi no me creo que el tiempo haya pasado entre nuestro fin y la resurrección de nuestros actos. La reencarnación de nuestras especulaciones utópicas sobre las palmas de las manos, en forma de sudor provocada por la materia de tu presencia.
Delante de mí.
Y casi no me puedo creer que tus pupilas me toquen como lo hacían antes de sentenciar nuestra pena de muerte continua, una negación eterna, recíproca, ambigua. Dictaste con la primera palabra que me dijiste el fin de esta historia inacabada, siempre rascando las mismas heridas, siempre dejando el mismo rastro.
Tu en mí y yo en tí.
Y tu, sin tí, viniste a mí.
Y yo, otra vez, caí. Arrastrándote. Otra vez, me has visto por primera vez; otra vez. Y casi no me creo que mis pasos no me lleven al indecente abismo de un mar sin superficie del que alguna vez salí. Un pacto sin diablo. Mi sed de caos que me delata, el amor por el desorden, este anhelo de destrucción. Esta incredulidad que me caracteriza, me castiga, me encierra en los ojos de aquellos que han alimentado las ganas de vivir que se me escapan de las manos.
En mi cielo aún impregna la tormenta, inexistente, el eco de otras manos y otros ojos, y el reflejo de esos en los míos, todavía. Y por eso, todavía, mi locura riéndose de la tuya y viceversa.
Me reservo temblorosa las confusas confesiones para ese alguien que nunca las oirá. El relato de una repetida ucronía que se esconde detrás de otras caras. Siempre igual.
No describas sobre mi los rayos del Sol, porqué nada apacigua la tempestad de mis mañanas, en los suburbios de mi habitación no hay imperativo que silencie los gritos, no hay luz que borre las sombras de esta recelosa percepción de una absurda realidad.
Manos, bocas, ojos, que me repiten que no me crea nada.
Y por eso, casi no me creo que te haya visto por primera vez; otra vez. Que me hayas visto otra vez, por primera vez. Y si tengo que aceptar algo en esta ciega fe por nada, que sea el pensamiento de una sola ilusión proyectada en el fondo de mis recuerdos y tus miradas.
Encima.
De.
Mí.