06 de maig, 2016

Soy un autómata de la naturaleza

Estoy confusa
ahora
y siempre
las estrellas cantan
la canción de sirena
que enloquece
y las escucho
como el autómata
de sus palabras.

Subo una montaña
que no deja de crecer
y mi cuerpo se estremece
cuando el viento
y la lluvia
gritan
entre las ramas
de los cerezos.

No quiero seguir pisando
las amapolas de este campo
y espero que algún día
ella me de las alas
que me permitan huir
hasta el Sol.

Que siempre me está llamando
-lo sabéis-
y se encapricha
con mis párpados
cada vez que cierro los ojos.

Y cuando el viento
y la lluvia
gritan
entre las ramas
de los cerezos
me quedo quieta
por si pasase una liebre
libre
con un mensaje
que jamás creeré mío.
-lo siento-.

Todavía
el colibrí
recita
las olas del mar
y me ahogo en sus versos
buscando el tesoro
de otros labios
y solamente me encuentro
con mis susurros.
-esto también lo sabéis-.

Sabéis
que mi voz es egocéntrica
solo escribo sobre mi
y mis ojos solo saben ver
la belleza en otras caras
porqué en la mía
los relámpagos
dictan suya la zona
de mi piel
y no hay espacio.

En mi pecho
no hay espacio
no cabe
el bosque
de liebres
y vientos
y lluvias
y colibríes
que cantan
y enloquecen.

No cabe
toda la confusión
que es la naturaleza.

No cabe
ahora
y siempre.


Un poema lleno de mugre porqué la naturaleza se pudre.
y me muero de hambre - no he desayunado.